El punto G del doctor Ernst Gräfenberg. Utilizaremos, para empezar, la descripción que hicieron un grupo de mujeres a las que investigaron los componentes del equipo del doctor Gräfenberg. Estas, tras aceptar ser instruidas sobre el experimento para localizar la zona en que el punto «G» está situado, prácticamente, se lo encontraron a sí mismas todas:
«Si, adentro hay un punto especial. Está delante y un poco a la derecha del centro. Cuando él lo toca con su miembro, es un punto muy agradable y resulta mucho más fácil de encontrar cuando estoy encima de él».
Concretando más y recurriendo a los investigadores John Perry y Beverly Whipple:
«Existe un lugar en el interior de la vagina extremadamente sensible a la presión fuerte. Este se halla situado en la pared anterior de la vagina a unos cinco centímetros de la abertura y le hemos puesto el nombre de punto «G» en honor al primer médico contemporáneo que lo describió, el doctor Ernest Gräfenberg.»
Cuando se estimula adecuadamente, el punto GRÄFENBERG se dilata y da lugar al orgasmo en muchas mujeres.
¿Qué es el punto G del doctor Ernst Gräfenberg?
En el momento del orgasmo, muchas mujeres eyaculan un líquido a través de la uretra similar al de la eyaculación masculina aparentemente, pero que no contiene esperma. Según el doctor Gräfenberg «se trata de un líquido claro y transparente que se expulsa no por la vagina, si no por la uretra… Las profusas secreciones que acompañan el orgasmo no tienen ningún fin lubrificador, ya que en ese caso se producirían al principio de la relación sexual no al finalizar con el orgasmo»(…)
Como consecuencia de estimular el punto G del doctor Ernst Gräfenberg, muchas mujeres sienten varios orgasmos sucesivos. En la mayoría de las mujeres cuesta estimularlo en posición supina, es mejor intentarlo en otras posiciones.
Para lograrlo mediante la penetración, el ángulo que forma el pene con la vagina tiene gran importancia y solo excepcionalmente coincide. Algunas mujeres llegan a creer que se están orinando y, naturalmente, ésto les genera vergüenza, hasta que son informadas adecuadamente.
La fuerza del músculo pubococcígeo está directamente relacionada con la posibilidad de la mujer de obtener el orgasmo mediante la estimulación del punto «G». Hay varias clases de orgasmos en la mujer, el orgasmo clitoreideo, por estimulación del clítoris, el producido por la presión en el punto «G» y el vaginal por la fricción del pene en el interior del conducto y la presión del glande en la zona uterina.
Qué dice la ciencia sobre el punto «G» en la actualidad
Como os decíamos arriba, el médico alemán Ernst Grafenberg fue el primero quien en los años 50 sugirió la existencia de “una área erótica de 1-2 cm en el interior de la vagina que inducía orgasmos por estimulación mecánica directa”. Sus hipótesis pasaron desapercibidas hasta 1982 cuando tras varios estudios la sexóloga Beverly Whipple publicó con su colaborador John Perry el best seller “El punto-G y otros descubrimientos sobre la sexualidad humana”.
Desde entonces la ciencia occidental empezó a buscar qué podía haber en esa parte frontal de la vagina que ofreciera un placer más intenso.
Primero hicieron análisis anatómicos para ver si encontraban alguna especie de órgano o estructura interna específica, luego con estudios histológicos analizaron si esa área de la pared vaginal tenía más concentración de terminaciones nerviosas que pudieran ser responsables de la mayor sensibilidad. Tampoco.
Posteriormente algunos autores sugirieron que las glándulas de Skene (glándulas situadas cerca de la uretra de origen común con la próstata masculina e involucradas en la eyaculación femenina), podrían ser contactadas presionando desde el interior de la vagina y ser las causantes del placer. Pero estudios fisiológicos lo descartaron entre otras cosas por no tener suficientes receptores sensitivos.
Beverly Whipple reconoce que “quizás el problema haya sido el nombre de punto, que nos hace pensar en una especie de botón mágico cuyo contacto directo genera más placer. Nosotros nunca dijimos que fuera una unidad anatómica independiente, sino simplemente un área de la pared vaginal con más sensibilidad que el resto. Y eso es incontestable, por mucho que los investigadores no sepan identificarla.”
Hasta que en 2009 la francesa Odile Buisson publicó una hipótesis realmente interesante: el punto-G no era más que una zona de la vagina desde donde contactar indirectamente con el clítoris interno.
El clítoris de la mujer es mucho más grande y parecido al pene de lo que pensamos (ambos vienen de la misma estructura embrionaria, solo que el pene crece y sale hacia fuera y el clítoris se desarrolla por dentro), Odile Buisson demostró que cuando el clítoris está erecto sus partes internas quedan muy cerca de la vagina, y sugirió que esto podría ser la explicación a la mayor sensibilidad.
Cómo hacer una autoexploración para encontrarte tu misma, tu punto»G»
La posición más adecuada sería sentada o en cuclillas, ya que tendida boca arriba es casi imposible porque la fuerza de la gravedad tiende a empujar los órganos internos hacia abajo y lejos de la abertura vaginal, por cuya razón serían necesarios unos dedos muy largos o una vagina muy corta.
Como la primera sensación al estimular el punto «G» va a ser que tienes ganas de orinar, lo mejor es que lo hagas sentada en el inodoro. Debes orinar antes de intentar localizarlo para no confundirte. A continuación, explora la pared frontal superior de la vagina aplicando una firme presión hacia arriba. A algunas mujeres también les resulta útil presionar simultáneamente con la otra mano la parte inferior del abdomen, justo por encima del hueso pubis. Cuando se estimula, el punto «G» empieza a hincharse y la zona se percibe a menudo como una pequeña protuberancia entre los dedos. Suele experimentarse una clara sensación interna de placer que cesa en cuanto se apartan los dedos, en cada mujer de distinta intensidad. El tamaño aproximado es como el de una pequeña alubia, aunque también hay variaciones según las mujeres.
Aunque la verdad es que, citando a la famosa escritora francesa de literatura erótica Anaïs Nin: «El único transformador y alquimista que todo lo convierte en oro es el amor. Y también es el amor la única magia contra la muerte, el envejecimiento y la vida ordinaria». Estar enamorado es el mayor excitante erótico.
Blanca Isabel Soria Arranz
Sexóloga
Imagen: Forbes