Cómo ganar seguridad en ti mismo según la ciencia, para poder lograr lo que quieres en 5 pasos

Cómo ganar seguridad en ti mismo según la ciencia, para poder lograr lo que quieres en 5 pasos - PsicoÓptima

Ganar seguridad en ti mismo. Actualmente existe mucha información sin contrastar a través de Internet, y muchos consejos vacíos que no aportan nada productivo y, por tanto, cuya práctica tiene como resultado que sigamos sintiéndonos mal con nosotros mismos.

Sin autoestima suficiente, nuestros miedos nos atrapan en la inercia del día a día, y nos impiden luchar y focalizarnos en conseguir lo que realmente queremos. Nuestros miedos y prejuicios pueden ser el mayor obstáculo de nuestra vida para lograr sentirnos bien y satisfechos.

Hay métodos que avala la ciencia, creados y comprobados por grandes investigadores que sí han demostrado ser capaces de mejorar nuestra autoestima, la opinión que tenemos sobre nosotros mismos, que no son fórmulas mágicas y ni mucho menos instantáneas y que pueden ayudarnos a vivir mejor. Y se ha comprobado, como que el agua se congela a 0 grados, es decir, científicamente, que nos proporcionan estrategias que le han funcionado ya a miles de personas.

Tabla de contenidos

Pasos para ganar seguridad en ti mismo

1- Encuentra, reflexionando o con ayuda profesional en psicología o de amigos, el origen de tu inseguridad o, lo que es lo mismo, de tu bajo autoconcepto. Para solucionar nuestro malestar debemos encontrar los factores predisponentes, precipitantes y mantenedores que lo han ocasionado.

Muchos problemas de autoestima tienen su inicio en la infancia y/o adolescencia, en la relación con familiares y compañeros de clase o amigos.

Si tenias problemas en la infancia que te ocasionaban inseguridad y no los solucionaste o te los explicaste adecuadamente, estos pudieron generarte falsas creencias  sobre ti mismo y tu entorno que estaban sesgadas por estar tu en el centro del huracán y por tu visión infantil. Es muy importante entenderlos y seguramente, cambiar tu visión sobre ellos.

Por ejemplo, puedes temer no ser bien aceptado en tus relaciones, no ser bastante amado, no ser capaz de hacer tal o cual cosa… pregúntate ¿por qué?, ¿por qué tengo miedo a ser rechazado, abandonado, a equivocarme, a no ser bastante listo, ágil, resolutivo?… y probablemente encuentres que en el pasado alguien te ignoró cuando te acercaste, no encontró interesante lo que decías o te dijo que eras poco inteligente, hábil, creativo, guapo, ágil etc. O te compararon con alguien en detrimento tuyo, por ejemplo es muy frecuente que en las familias se le atribuyan cualidades a unos hermanos y a otros no o se hagan agravios comparativos, muchas veces sin mala intención.

Por ejemplo, hay personas a las que les da miedo conocer gente nueva porque no saben que decir, no son muy habladores y tienen la falsa creencia de que esto es imprescindible, pero pueden cambiar cuando aprenden que lo importante es saber escuchar activamente, es decir, preguntando, y mostrando interés, les es más fácil sentirse con confianza para iniciar nuevas relaciones.

2- Todos los humanos aprendemos por ensayo error, por tanto, hay que intentar hacer lo que deseamos, aunque podamos equivocarnos. «El trabajo, sea remunerado o no, ayuda siempre, porque trabajar no es realizar lo que uno imaginaba,es descubrir lo que uno tiene dentro», según Boris Leonidovich.

Lo que se ha demostrado que baja más nuestra autoestima, y por tanto nos genera sensaciones de tristeza y malestar es, sencillamente, no hacer nada.

Cuando nos sentimos inseguros es porque tenemos miedo, el que pueda salir mal aquello que intentamos lo percibimos como una amenaza, por eso en lugar de persistir, lo eludimos o evitamos. Y es lógico, al huir de lo que nos asusta, sentimos un alivio inmediato.

Pero es como tener un ratón en el desván; si oímos un ruido y no vemos por miedo de qué se trata y diseñamos una estrategia para echarlo, podemos estar toda la noche asustados dando vueltas sobre distintas posibilidades de peligro: que sea un ladrón, que haya una avería en la estructura de la casa, que vengan a matarnos… etc.

Además, a medio y largo plazo, el dejar de hacer algo que queremos y nos habíamos propuesto baja nuestra autoestima, porque nos hace pensar que no servimos para nada, que somos débiles o cobardes. Por eso, cuanto más evites lo que te preocupa o quieres desempeñar, peor te sentirás contigo mismo.

Pero la buena noticia es que la ciencia ha comprobado que la autoestima no depende del resultado de tus actos. Depende simplemente de que actúes. Aumenta cuando te enfrentas a nuevas circunstancias y disminuye si te quedas en el sofá de tu casa. Si no haces nada por miedo a fracasar, estarás sintiéndote de todas formas un fracasado.

Puedes usar la estrategia de imaginar la persona que querrías llegar a ser, como un alter ego, y hacerlo. Así quizás te será más fácil. Imagina que eres como el personaje que te gustaría llegar a ser, te preguntas cómo actuaría él y lo haces del mismo modo. Imagina que te gustaría ser como Gandhi, por ejemplo. Piensa qué haría él en tu situación e intenta llevarlo a cabo.

3-Sustituye tus objetivos por valores para ganar seguridad en ti mismo.

Hay algo mágico en hacer lo que uno cree que debe hacer aunque no obtenga lo que deseaba y sea considerado un fracaso. Son estas personas que conocemos que te dicen «tengo la conciencia tranquila, porque, aunque no logré tal o cual cosa, hice todo lo que pude».

Imagina una montaña de 4000 metros. Te propones subirla pero no llegas más que a la mitad. podrías considerarlo un fracaso. Pero en tu autoconcepto ya sabes de ti varias cosas: que eres un montañero capaz de subir a 2000 metros, lo que es mejor que subir el peldaño de tu portal; que hubo tal o cual circunstancia que te impidió llegar a la cumbre. Si la circunstancia es salvable, puedes planear cómo hacerlo para conseguirlo la próxima vez. Si no lo es, seguro que en el viaje has aprendido mucho sobre ti mismo, pero también sobre los que te acompañaron, sobre el lugar donde fuisteis, sobre la técnica del alpinismo… lo que te capacita para mejorar dentro de este mismo campo o intentar hacer algo en otro en arreglo a las capacidades que se han puesto de relieve mientras lo intentabas.

Aprendes cuáles son tus valores: la capacidad de esforzarte, la superación personal, quizás la solidaridad si ayudaste a algún compañero, la capacidad de coordinar un equipo si tu dirigiste la expedición… Gracias a estos valores podrás conseguir un banco de autoestima para cuando lo necesites. Es algo así como: si fui capaz de dormir en la nieve, de subir una montaña colgado de una cuerda, de animar a mis compañeros cuando decaían… ¿cómo no voy a serlo ahora que quiero hacer…?

Cuando vayas a iniciar algo que te asusta recuerda tus valores, piensa en ellos unos minutos y recuerda cómo eres capaz de desempeñar muchas cosas, esto te protegerá de la inseguridad.

4-Identifica tus puntos fuertes, las cualidades que forman parte de tu verdadera esencia.

Puedes pensar en logros que tengas en tu día a día, como saber bailar, ayudar a alguien que se encuentra en un apuro, decorar tu casa o crear algo artístico, ordenar los ingresos y gastos de tu familia, resolver algo en tu trabajo, ganar suficiente dinero para proveerte de lo necesario… para ganar seguridad en ti mismo.

Si te cuesta encontrarlos es porque no te ves desde fuera, piensa en ti viéndote como si te mirara tu mejor amigo imaginario o real. Luego piensas que cualidades has tenido para conseguir esos logros.

Así,cada vez que dudes de ti mismo o te sientas en un ambiente donde eres juzgado o censurado, piensa en tus logros, sitúate en tus fortalezas mentalmente y te sentirás bien contigo mismo a pesar de ello.

5-Analiza tus pensamientos negativos racionalmente, no te dejes arrastrar por un pesimismo fatalista que te lleve a un pozo sin salida.

«Todo en la vida tiene solución, menos la muerte», dice la sabiduría popular. Siendo realistas, (no podemos engañar a nuestro inconsciente, porque nos hará sentir mal), no siempre es así, pero lo que sí es cierto es que podemos encontrar una alternativa para, no obstante, sentirnos bien.

Hay en los humanos y demás mamíferos una voz interior que nos alerta sobre posibles peligros. Esta es irracional, instintiva. En la selva el hombre primitivo la utilizaba para estar siempre atento y que un depredador o una catástrofe natural, no lo atrapara.

Eso hace que de forma natural podamos tener esta ansiedad, pero como estos pensamientos irracionales de miedo necesitan alguna base empírica para existir, hay que ponerlos a prueba.

Si esos pensamientos se repiten, por ejemplo, cuando alguien de tu familia llega tarde el miedo a que haya sufrido un accidente, lo aconsejable es que identifiques las situaciones en que aparecen y qué te dicen. ¿De que manera te hacen interpretar las situaciones? ¿Qué emociones te provocan?

Cuanto mejor conozcas que emociones te causan, menor poder tendrán sobre ti

Racionaliza tus pensamientos irracionales negativos respondiendo a estas preguntas: ¿realmente, qué probabilidades hay de que esto ocurra? ¿si fueras tu mejor amigo, qué te aconsejarías que hicieras? ¿si ocurriera lo que tanto temes, que pasaría?

Finalmente, piensa que todos podemos aportar algo al mundo que nos rodea y aspirar a estar bien y ser amados y aceptados. Si no lo intentamos, si no nos abrimos a nuevas relaciones y experiencias, nunca podremos experimentarlo.

Blanca Isabel Soria Arranz

Sexóloga, Psicoterapeuta Experta en Terapia de Pareja

Imagen: Freepik