Problemas de los padres con sus hijos adolescentes: cómo solucionarlos

Problemas de los padres con sus hijos adolescentes: cómo solucionarlos - PsicoÓptima
Navegando con la web hemos encontrado en
La Vanguardia un artículo que habla sobre un tema muy interesante para nuestra web: Problemas de los padres con sus hijos adolescentes.


En el artículo, diferentes psicólogos hablan de la etapa dura para un joven como es la adolescencia y las consecuencias para sus padres. Estos últimos llegan a estar tan desesperados como para no saber qué hacer con ellos, pues los ven intratables. Según Jorge Tió este problema es algo natural, pues es un momento para el joven de tensión al estar entre el borde del mundo adulto y el de la niñez. No es solo trabajo del adolescente, toda la familia tiene que trabajar en esta etapa: no deben ser tratados como niños, pues ellos mismos saben que no lo son ya; a la vez no se le debe sobreexigir, pues todavía les queda camino hacia la maduración.

Otros de los psicólogos entrevistados fueron Mario Izcovich  y Javier Urra, los cuales hablan de cierto acto de rebeldía cuando una tarea que se ve normal en otros contextos, se convierte en un conflicto en la casa cuando los padres pretenden que estos lo hagan. Esto resulta agotador y más en una época como la de ahora donde hay mayor permisividad. Estos psicólogos piden que los padres no se rindan ante esta situación, es una etapa larga pero se acaba. Se puede aprender a mediar para evitar problemas de los padres con sus hijos adolescentes

Solventar momentos críticos para evitar los problemas de los padres con sus hijos adolescentes

Los tres expertos dan en la entrevista una serie de consejos para evitar los problemas de los padres con sus hijos adolescentes.

Jorge Tió nos invita a establecer lo que él llama “estrategias de diálogo” para que sepa por qué debe colaborar en lo que implica el mundo del adulto y el valor que tiene cuando lo realiza para la familia. Para ello es útil escucharlos y negociar con ellos para saber sus prioridades. Utiliza estas prioridades en beneficio de la familia, que las responsabilidades que le guste asumir sean algo bueno para todos los miembros.

Sus ideas sobre su cuerpo y la motivación están muy relacionadas. La inseguridad de no sentirse aceptados implica el esconderse en un halo de fealdad, suciedad y de actitudes cercanas a la gandulería. Los padres tienen que aprender a ser tolerantes con esto, no enfadarse, sino buscar estrategias para ayudarlos a superar estos miedos.

El cuidado de sí mismo también se refleja con el cuidado del exterior, que ve como caprichos de adultos. En esta etapa de adolescencia se necesita hacer cosas diferentes a los demás y dejar de sentirse “invadido”. Como siempre, lo importante en estas situaciones es la pedagogía usada por los padres para evitar la situación para que no sienta lo que se le dice como una imposición o como si lo vieran como un desastre.

Algo muy común en esta etapa según Tió es la visión idealizada que se tiene de los padres, personas que se podrán encargar de todo sin ningún tipo de consecuencia. El trabajo que hay que hacer con ese pensamientos es “desidealizar” al padre, que se vea como una persona como él con problemas y preocupaciones para que se haga consciente del deber de responsabilizarse de sus propios actos.

Por último, Tió nos habla de cómo evitar el conflicto que se produce cuando el adolescente pretende ser superior que sus padres o hacerlos inferiores a ellos. Muchas veces se comete el fallo de la reacción de hundimiento o de un enfado extremo. Esto no ayuda nada al adolescente, hay que saber controlarlo con argumentos válidos y aceptando que no somo perfectos. Nunca debemos ocultarle lo que pensamos o lo que ocurre a nuestro alrededor, debemos ser abiertos para evitar la cerrazón propia de esta etapa.

Mario Izcovich habla de la facilidad que tiene un adolescente a rebelarse contra lo que sus padres esperan de él. Esto se ha debido a que se tiene una idea de que lo que se hace no es para él mismo, sino para favor de sus padres. Hay que reconducir este tipo de conductas, que sea responsable por sí mismo de lo que hace, darle una mayor autonomía sin llegar a una crítica dura ante los errores. Es mejor solucionar este tipo de problemas “dejando de hacer” por parte de los padres que riñendo por lo “no hecho”.

Hay que establecer unos límites sobre qué tareas pertenecen a los padres y cuáles al hijo. Muchos de estos casos conflictivos se producen cuando los padres se quejan continuamente porque el hijo no ha hecho algo que pertenecía a su responsabilidad y, posteriormente, son ellos los que lo hacen. El hijo se acostumbra a la queja y ya no les hace caso, están en un estado de sobreprotección.

Existen muchos casos en la adolescencia en que los padres pasan miedo cuando ven que su hijo se pasa continuamente el día enfadado con ellos. Esto trae consigo la consecuencia de que se les acepte lo que quieran incluso sabiendo que está mal afectando a la vida de la pareja. Volvemos a la idea de hacerlos responsables de sus actos, si se enfadan por algo irracional tienen que aprender a calmarse y darse cuenta de su error, no responsabilizarte tú del error de él. No puedes quedar mal tú porque él no sepa cumplir con su responsabilidad.

Javier Urra recomienda que el tiempo para el ocio se pacte de forma innegociable. Ellos van a tender a probarte para ver si ocurre algo o no cuando te desafían, así que cuando ellos no cumplan con su deber, una técnica es ir sancionándolo con penas más graves para que vayan descubriendo que las normas se cumplen o se produce el castigo.

También destaca la importancia de que cuando se crean que pueden hacer lo que quieran, recordadles que si no aceptan las normas impuestas en la casa de los padres pueden irse y hacer un hogar con las suyas propias. Hasta que no se vayan de tu casa tienen que respetar tus normas.

Muy importante es saber solventar los conflictos de intereses que se producen entre padres/hijo. Siempre la mejor solución será buscar el punto intermedio entre ambos, nada de imponerse o dejar que se salga con la suya.

En este período es también muy destacada la pasividad ante todo. No es algo malo si se consigue que sea responsable con sus cosas a pesar de todo, pero si es un vago hay que saber actuar. No se deben pegar gritos, pues lo que se consigue es el efecto contrario, hay que saber cómo implicarlo en las actividades. El problema en la actualidad es que ante este tipo de casos son los padres los que acaban haciendo todo tras la tardanza en actuar de sus hijos. Hay que hacerlos responsables aunque resulte agotador.

Para el final, Urra deja algo muy importante y aterrador para los padres: qué conductas aceptar cuando el adolescente esté enfadado. Podemos aceptarle hasta cierto punto un portazo o puñetazos a un objeto, pero esto nunca puede pasar al terreno físico de los padres: Hay que evitar que les grite o que les zarandee, mucho más que pegue. Hay que acabar inmediatamente con ese tipo de actitudes haciéndole ver que debe aguantar su frustración de la mejor forma posible.

Si aún ves problemas en la actitud de tu hijo o no sabes cómo llevar a cabo estos consejos, Psico Óptima pone a tu disposición un gabinete psicológico para ayudarte a ti y a tu hijo a comenzar su adolescencia con mejor pie.

Blanca Isabel Soria Arranz

Sexóloga

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