Los sentimientos son algo intrínseco al ser humano. Aunque muchas veces pensemos y utilicemos la expresión de “una persona sin sentimientos”, esto no existe. Ahora bien, se dan todo tipo de sentimientos, los buenos y los peores, los que nos hacen sentir bien y los que nos causan dolor. La ira es uno de esos que nos gustaría no experimentar nunca pero que, por desgracia, también es algo muy común. Hoy, desde PsicOÓptima, vamos a ayudarte a comprender la ira en las relaciones de pareja.
Antes de nada, contemos con que la ira es un problema generalizado que todos experimentamos. Manejar la ira es una habilidad algo compleja que hay que trabajar. Y, como dicen los orientales, «bajo la ira, hay dolor». El sentimiento de haber sido tratados injustamente nos lleva a comportarnos de manera perjudicial para los demás y más aún con nosotros mismos.
El enfado que lleva a la ira en las relaciones de pareja
El enfado puede estar dirigido contra una persona o una situación en particular. Se siente mucho tiempo y se experimenta como intolerancia, fastidio o hastío. Lo que subyace al enfado es la sensación de tener necesidades insatisfechas. Por ello, para reducir la ira tenemos que desarrollar una habilidad fundamental: la empatía. Y es que la empatía es crucial para reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques que suelen surgir.
Las personas con ira tienen dificultades para procesar la empatía y el perdón, por lo que incrementan sus enfados. Ahora bien, la empatía es una habilidad que debe ser desarrollada y cultivada para no hacernos daño a nosotros mismos. Se trata de una parte inconsciente y automática, pero también es posible hacer una elección consciente y desarrollarla con la práctica.
Empatía consciente
La capacidad de sentir empatía comienza en el nivel inconsciente. Sin embargo, se puede desarrollar como habilidad consciente cuando una persona es capaz de entender los sentimientos e intenciones de otra persona y los suyos mismos. Por lo tanto, es posible volver a entrenar nuestro cerebro y ser más empático con esfuerzo y con una práctica consciente.
Con los años de experiencia los profesionales de PiscOÓptima, hemos comprobado que la gran mayoría de veces que nos olvidamos de comprender a nuestra pareja es porque guardamos experiencias pasadas que nos marcaron, ya sea entre con nuestros allegados o con ella. Con una buena terapia de pareja es posible alcanzar la estabilidad si encontramos los motivos por los que reaccionamos así.
Un buena manera de empezar a ser conscientes de la actitud que hemos asumido ante la vida es analizar nuestras expresiones. Hay unos parámetros que has elegido para evaluarte, sin tener muy claro por qué, y que solo están sirviendo para reprobarte una y otra vez. Si la mayoría de las veces subimos el tono, estamos tensos y tenemos palabras negativas hacia los demás, necesitamos empezar a hacer ejercicios de liberación.
Empezar a librarse de la ira
Con el fin de evaluar el dolor de la otra persona, tenemos que hacer un esfuerzo por llegar a nosotros mismos, del mismo modo que hay que llegar a ella, conocer su vida, atender lo que tiene que decir, escuchar sus sentimientos y mantener una atención plena en el discurrir de la conversación.
Somos responsables de nuestros pensamientos y sentimientos pero es difícil reconocerlos y mirarlos con honestidad. Por esa razón conviene trabajar las acciones y los pensamientos, además de las emociones, para ir más allá en la comprensión del mundo en los demás.
Por ello, controlar la ira en las relaciones de pareja es un ejercicio de valoración y motivación, de uno hacia el otro. Si la pareja en cuestión hace un esfuerzo por no repetir malentendidos ya resueltos, lograrán no generar tantas ideas malinterpretadas.
Y es que la ira puede convertirse en algo crónico si no se trabaja con profesionales. No en vano, a menudo recurrimos a los enfados para afrontar los problemas y esa termina siendo nuestra forma de actuar en general en la vida con lo que no nos gusta. Por otro lado, desde el punto de vista de la salud, la ira afecta a nuestra capacidad para descansar y aliviar tensiones.
La calma y la comprensión
En esencia, la empatía es una habilidad que se puede desarrollar y mejorar. Cuando se consigue, se adquiere una mejor comprensión del mundo interno y de la otra persona. Gracias a ella se puede sentir más sensibilidad hacia las dificultades, problemas o situaciones que afectan al otro, siempre que aceptamos y comprendemos los nuestros propios.
Si te perdonas a ti mismo, te comprendes y te aceptas, podrás perdonar a los otros. Si te quieres, querrás a los demás. La ira tiende a disminuir la capacidad de la persona para ser empático. Pero si muestras empatía con la otra persona, lo más probable es que no te enfades con ella Así, la empatía tiende a inhibir la ira y la agresión, facilitando la comprensión y dándole coherencia a los comportamientos de los demás.
Por otro lado, la calma es crucial para la empatía. Para poder entender efectivamente los pensamientos, sentimientos e intenciones de uno mismo y del otro. Así, al mostrar empatía con nosotros mismos y nuestras debilidades y con la otra persona, se pueden disminuir las reacciones violentas. Es fundamental que entendamos el verdadero motivo de nuestro propio enfado.
Algunas personas tienen un mejor entrenamiento para manejar la ira de otra persona. Tienen un mayor hábito de percibir el dolor, la vergüenza, la culpa, la tristeza, la soledad y los temores que les hacen enfadarse. Pueden relacionarse mejor con ellos mismos cuando están enfadados y con la persona enojada y consiguientemente, adquieren mejor capacidad de llevarse bien con los demás. Sin embargo, otras personas son más sensibles e interiorizan mucho los enfados. También tienden a retirarse de aquello que para ellas es desagradable, inhibiendo la expresión de sus sentimientos con asertividad.
Hay técnicas en psicoterapia que nos impelen a hablar a nuestro niño interior, para que nos tratemos con la delicadeza y ternura con la que debemos tratar a un niño. En PsiOÓptima ofrecemos varios tipos de terapia de pareja para alcanzar la felicidad y la tranquilidad entre ambos. Ponte en contacto con nuestro equipo y conoce estas soluciones.
Blanca Isabel Soria Arranz
Sexóloga