La sexualidad masculina, ¿está hoy cohibida por temor a defraudar?

La sexualidad masculina, ¿está hoy cohibida por temor a defraudar? - PsicoÓptima
Sexualidad masculina cohibida. La sexualidad masculina ha estado desde siempre determinada por una serie de prejuicios y/o mitos que la han otorgado unas características no siempre ciertas. El que siempre tengan deseo, su instintiva actuación, el que siempre estén dispuestos ante cualquier oportunidad de tener sexo, el ser el dominante en la pareja, etc. son algunos de los «falsos mitos» que marcan a los hombres.

Sin embargo, en la actualidad en el mundo occidental especialmente, se van produciendo cambios en las costumbres abriendo el camino hacia la igualdad en las expectativas y responsabilidad en placer sexual entre en hombres y mujeres.

Según el doctor Valdebenito, «Los hombres cargaban hasta hace poco tiempo con la responsabilidad de la respuesta sexual en la pareja. Hoy las mujeres van tomando la iniciativa, están abiertas a tener una vida sexual más activa y con menos tabúes, lo que ha generado en los hombres en ocasiones una situación de desconcierto, preocupación y ansiedad, que en algunos se relaciona con las disfunciones». Y ahí aparece el miedo a no cumplir las expectativas y llevar una sexualidad masculina cohibida donde la ansiedad de ejecución o «miedo a fallar» está constantemente presente.

«Uno torea como es», decía el famoso torero Belmonte. Así es en cualquier arte y también en «el arte de amar». Existen, pues, tantas formas de expresar la sexualidad masculina y femenina sanas y válidas, como hombres y mujeres. Por eso no podemos describir una forma de sexualidad «masculina» ni «femenina». Cada hombre, según su personalidad, manifiesta su masculinidad de una manera u otra.

En el desarrollo de la sexualidad masculina y femenina hay unos factores predisponentes, precipitantes y mantenedores. Los predisponentes comienzan en su recorrido psicoafectivo desde la infancia y en su adolescencia cuando suele tener las primeras relaciones sexuales, que lo marcarán profundamente.

Las características de estos primeros contactos irán suponiendo un inicio del aprendizaje total que con el tiempo irá desarrollando, con su propio autoconocimiento y el de las reacciones a los diferentes estímulos de su o sus parejas.

El hombre no tiene que nacer sabiendo. Al principio puede no desarrollar plenamente o satisfactoriamente el acto sexual. Frecuentemente por ansiedad ante la ejecución de la penetración, con una eyaculación demasiado rápida o una pérdida inoportuna de erección que, de no tener una respuesta adecuada por parte de la pareja, o un interlocutor válido con más experiencia a quien consultar sus dudas e inquietudes, puede generar una inseguridad durante mucho tiempo. En nuestra cultura, aunque cada vez menos, esto a veces es difícil porque aún tenemos muchas inhibiciones a la hora de hablar de nuestros problemas sexuales a un confidente.

El sexo se va mejorando con la práctica y el conocimiento y no de un modo lineal muchas veces, sino con altibajos y momentos de planicie en cuanto a relaciones. El hombre tradicionalmente se ha visto obligado en nuestra cultura a ocultar sus emociones de vulnerabilidad y, sin embargo, es tan sensible como las mujeres. Y también en determinados momentos igualmente frágil. «Los hombres no lloran» es un ejemplo del tipo de los tópicos más dañinos de nuestra cultura.

«Hoy por hoy se ven pacientes que consultan por conflictos en su sexualidad, porque no cumplen con sus expectativas, lo que les pone ansiosos generando en ocasiones eyaculación precoz, problemas de erección u otras disfunciones sexuales», afirma el urólogo Raúl de Benito.

En los primeros años, muchos hombres que suelen actuar muy instintivamente, pueden tener eyaculación precoz, debida a cierta timidez ante las primeras relaciones, unida a que no suelen tener relaciones con mucha frecuencia al no ser común que tengan una pareja estable y un lugar para su intimidad. Los que tienen ocasión de iniciarse sexualmente en un espacio de tranquilidad y progresivamente experimentando con una pareja estable logran, por lo general, mejores relaciones en el futuro.

Los problemas van cambiando con la edad y si la ansiedad es muy prolongada porque no solucionan su eyaculación precoz, esto puede llevarles a una vasoconstricción, provocando una disfunción eréctil ansiógena o psicógena.

El deseo sexual hipoactivo o la llamada inapetencia sexual no suele darse en los jóvenes a los que libido es lo que suele sobrarles, pero si mantienen los problemas antes mencionados en el tiempo, por miedo a defraudar a su pareja, pueden generárseles posturas de evitación que si se anclan en el inconsciente, lleguen a provocar muy bajo deseo sexual.

De los treinta a los cuarenta y tantos años hay menos consultas que tengan su origen en las causas antes mencionadas, aunque puedan quedar secuelas predisponentes si no fueron bien resueltas, pero si de problemas sexuales causados psicológicamente por el estrés en las relaciones de pareja o laborales, económicos, con las familias, etc…

A partir de los 45 o 50 años algunos hombres empiezan a ser víctimas de otros prejuicios respecto a que baje la calidad y frecuencia de desempeño con la edad. Pero la mente humana es lo más poderoso. Los sexólogos solemos decir que el órgano sexual por excelencia está entre las orejas y no entre las piernas y, salvo que exista algún problema orgánico específico, no hay motivo para tener disfunción eréctil, pero la ansiedad puede provocarla a esta edad y ser el principal motivo de consulta.

Tratamientos para la sexualidad masculina cohibida

Hoy en día todas las disfunciones sexuales tienen tratamiento y la mayoría se producen por cómo el hombre ve su sexualidad, por lo que los tratamientos deben ser:

-Sexológicos: La terapia sexual, con técnicas cognitivo conductuales, educa enseñando al paciente a adquirir conocimientos prácticos sobre la respuesta sexual masculina y femenina para aumentar la calidad y frecuencia de las relaciones.

Hay a veces traumas psicológicos o problemas bloqueantes para los que hay que indagar en el inconsciente que, cómo decía Jung, una vez que se manifieste en la vida consciente dejará de dirigirla. O bien problemas de pareja que se resuelven en la Terapia del mismo nombre.

-Farmacológicos: sólo deben usarse cuando hay problemas orgánicos. Debe prescribirlos el urólogo, es totalmente contraproducente y, por desgracia, es lo más habitual en atención médica primaria, que el médico recete Viagra, Cialis o Levitra cuando un paciente tiene problemas de erección por motivos ansiógenos. Aumentará su problema pues se sentirá aún más decepcionado al no conseguir una erección funcionalmente adecuada aún con estos medicamentos.

Tampoco es aconsejable que se receten ansiolíticos para la eyaculación precoz porque se creará al paciente una dependencia de estos fármacos, si es que lograra retener su eyaculación con ellos, cosa que la mayoría de las veces tampoco logran.

La forma de que estos problemas no se generen o se solucionen adecuadamente es el acceso a una mayor y mejor educación sexual que permita normalizar el hablar de algo tan gratificante, sano y natural a todos los niveles como el sexo. También saber cuando acudir a solicitar ayuda profesional, si hubiere una disfunción y no dejar que se cronifique por no atrevernos a solicitar atención sanitaria, bien de un urólogo si el problema es físico, o de un o una sexóloga, si es psicológico o ansiógeno, individual o relacionado con nuestra vida de pareja.

Blanca Isabel Soria Arranz

Sexóloga

Imagen: Huffpost