Disfunción eréctil o impotencia y las consecuencias en la pareja

Disfunción eréctil o impotencia
Disfunción eréctil o impotencia y las consecuencias en la pareja - PsicoÓptima

La disfunción eréctil o impotencia puede ocurrir de vez en cuando o gradualmente. En cualquier caso, no hay razón para alarmarse si se trata de lo que popularmente se conoce como “gatillazos” ocasionales. De hecho, estos «problemas» son a menudo una reacción al estrés en la vida diaria, que en sí misma puede empeorarlos o convertirlos en un problema crónico. Es esencial no tratar de analizar la incapacidad para mantener una erección de manera sistemática. El sueño o el apetito varían con el tiempo, son fenómenos fluctuantes sujetos a «humores»; lo mismo se aplica a la sexualidad.

¿Y si tiene una mayor duración?

Sin embargo, si la disfunción eréctil dura más de unas pocas semanas u ocurre a intervalos regulares, se requiere una evaluación especializada. De hecho, las causas de la disfunción eréctil se pueden dividir en 2 grupos: orgánicas y/o psicógenas. El urólogo identificará los factores orgánicos o problemas médicos posibles y, si no hay causas físicas, la curación se llevará a cabo con las visitas a un/a terapeuta sexual o sexólogo/a, para identificar los factores psicógenos exactos involucrados y darles solución.

En ocasiones, la disfunción eréctil es el síntoma de una pareja disfuncional. Este aspecto no debe ser ignorado. Es importante calmar el sentimiento de culpa del hombre, ya que cree que es la única persona responsable de la situación, mientras que a menudo es la primera víctima de esta manifestación frustrante.

Causas que provocan la disfunción eréctil o impotencia

Consecuencias psicológicas

Las consecuencias psicológicas de la disfunción eréctil o impotencia duradera dan lugar a una serie de sentimientos muy incómodos: frustración, privación de placer y disfrute, baja autoestima, sensación de fracaso, desaliento y, a veces, ira. Este popularmente desconocido problema, la disfunción eréctil ansiógena, no debe causar una preocupación o ansiedad obsesiva, lo que podría agravar la situación.

Sin embargo, la ansiedad que rodea una falta de erección persistente tiene un impacto devastador en la moral del individuo y puede desencadenar un trastorno depresivo grave. Es muy importante consultar a un especialista con miras a una evaluación médica y psicológica profunda y un tratamiento adecuado.

Cuando el hombre que sufre de disfunción eréctil vive con otra persona, es aconsejable que ambas partes asistan juntas a la consulta para recibir un tratamiento integral. Pero si la pareja no puede o no quiere hacerlo, se recuperará igualmente sin mayor dificultad.

Lo más frecuente es que a la consulta vengan los hombres solos, incluso ocultándole a su pareja, la petición de ayuda profesional por pudor y, aún así, siguiendo la terapia sexual hay un éxito en Psicoóptima del 99,99%.

Finalmente, es importante no ceder ante la tentación de «medicalizar sistemáticamente» la disfunción eréctil sin buscar sus causas reales. Las sustancias químicas utilizadas por sí solas no son una respuesta adecuada a este tipo de trastorno, y después de una mejora de corta duración, se producirá una decepción y simplemente empeorará los síntomas, haciéndonos dependientes absurdamente de los medicamentos a base de sinaldefilo como Viagra, Cialis o Levitra entre otros, que nos ofrece el mercado.

Causas psicogénicas

Este es el campo de la Sexología, cuyo objetivo es explorar las causas psicogénicas de la disfunción eréctil y tratarlas.

Las EMOCIONES están directamente relacionadas con la calidad de la erección; un trastorno emocional puede ser suficiente para reducir o incluso disipar una erección.

Otro elemento perturbador es la visibilidad de lo que se experimenta como una incapacidad. El órgano sexual masculino, el pene, que tiene un funcionamiento totalmente involuntario y que solo se activa cuando nos focalizamos en la erotización, ya no obedece, porque estamos centrados en no “fracasar” al no obtener el rendimiento sexual que nos proponemos en cuanto a erección y entonces ésta no se produce, incluso cuando el sentimiento de deseo está presente. Además, en ciertos casos, si la “otra persona” aparece como censuradora o juzgadora, el rendimiento se convierte en decepción asegurada.

La pareja puede actuar así movida por el temor de que sea la falta de atracción hacia ella lo que nos haga perder o no lograr la erección. Vale la pena destacar que una erección es también la manifestación de un don: el deseo de la otra persona. Cuando la pareja no está en condiciones de recibir este regalo, el rechazo recurrente a lo largo de los años causa frustración e incomprensión por parte de la pareja deseante, lo que lleva a la desaparición de la erección. Esto crea un círculo vicioso relacionado con la ansiedad por el rendimiento y el miedo al fracaso.

La falta de imaginación erótica que genera aburrimiento y rutina también es responsable de la falta de deseo y la erección deficiente. Finalmente, la disfunción eréctil o impotencia puede deberse a eventos individuales estresantes (pérdida de un ser querido, separación, salud, desempleo, problemas laborales, financieros o familiares, etc.) Sin embargo, sobre todo es la relación erótica y la intimidad de una pareja las que están estrechamente relacionadas con la calidad de la erección. Uno ya NO debe aceptar la idea de que el responsable de su cura es uno mismo en solitario. Lo más frecuente es que tenga que ver con la relación de pareja que estemos viviendo.

Blanca Isabel Soria Arranz

Sexóloga, Psicoterapeuta Experta en Terapia de Pareja

Imagen: Freepik